"Intento trabajar con un humor muy honesto, autobiográfico y un poco provocador"
Rober Bodegas actúa este viernes, a las 00.00 horas, en la segunda planta del Mercado Municipal
Rober Bodegas es, sin duda, el carballés más mediático. Este viernes actuará en su tierra, en la primera de las jornadas de la Rúa dos Contos, con un espectáculo que promete hacer antología de sus mejores monólogos y provocar la risa con un humor sin filtros. Advertencia: el suyo no es, precisamente, humor blanco, y quizás el ser de Carballo algo tenga que ver… A las doce de la noche, en la segunda planta del Mercado de Abastos, hará preestreno de su nuevo trabajo: "Antología sin filtros".
-¿Esto de actuar en la propia tierra impone?
-No es que imponga, sino que te sientes más en la necesidad de agradar. Mucha gente que viene a verte te conoce y quieres hacerlo lo mejor posible. En realidad, impone menos porque, si tienes un día malo, siempre va a ser más condescendiente contigo la gente que te conoce.
-Tú empezaste a actuar por la zona hay ya más de una década…
-Empecé en 2002 en la Coruña, en un local que ya no existe, y en A Laracha, en el D´Antón. A Carballo tardé un poco más en venir, un par de años, porque le tenía más respeto. Ese miedo que ahora no me da sí me lo daba antes. Actué en el concurso de monólogos del FIOT, en el 2003, y lo gané, y a raíz de ahí, de que me dieron el visto bueno, perdí el miedo y empecé a actuar en el pueblo. La primera vez que actué fue en el Valle Inclán.
-¿Cómo es que decides hacer una antología de tu trabajo?
-No lo decidí yo, sino la productora con la que trabajo. Yo estreno espectáculo cada dos años, pero surgió la posibilidad de hacer una gira. Dudamos entre volver a girar con el espectáculo anterior, "El umbral de la estupidez" o, partiendo de la base sobre todo de ese último espectáculo, ir introduciendo también cosas de los shows anteriores y, al mismo tiempo, probar material del nuevo espectáculo. Hay alrededor de veinte minutos de material nuevo, que aprovechamos para darle rodaje.
-Porque los espectáculos, como bien dices, son orgánicos, van creciendo poco a poco…
-Actuando es cómo crecen los textos. Lo que hago yo es orgánico. No es como una función teatral con texto cerrado. En mi caso, en base a improvisaciones, a las relaciones que estableces con el público, a la propia actualidad, a lo que ves que funciona, vas cambiando el espectáculo. En Madrid, estuve en la Gran Vía tres años con el mismo espectáculo en cartelera y, aunque siempre tuvo el mismo título, desde el estreno hasta el final el porcentaje que se mantuvo pudo ser de un 20%.
El humor: entre lo genético y lo ambiental
-¿Puedes adelantarnos algo del nuevo espectáculo que estás preparando?
-Aun no sé muy bien cómo será. Últimamente intento trabajar con un humor muy honesto, muy autobiográfico, y también un poco provocador, y está resultando muy bien. En Madrid, el público está muy habituado a los monólogos, y por eso puede resultar bien que salga alguien con una actitud diferente, que intente provocar al espectador. En esta gira incluiré 20 minutos del nuevo espectáculo, que serán básicamente sobre tabúes sexuales, ahondando en cómo se tratan en el ámbito doméstico. También hay una parte sobre la supervivencia de los linces. Lo divertido es conectar temas que aparentemente no tienen nada que ver.
-Y como se consigue estabelecer ese tipo de conexiones para crear humor?
-Se trata de encontrar paralelismos, sin una intención… Al final no deja de ser más que otro tipo de metáforas, menos poéticas pero sí más graciosas. A lo mejor en eso está la capacidad para hacer comedia, en esa manera de pensar un poco retorcida.
-Que hay de genético, de ambiental y de preparación en la capacidad para hacer humor?
-Yo creo que de preparación tiene mucho, no en lo referido a la formación, pero sí de experiencia adquirida actuando muchísimo e investigando por cuenta propia. Yo ahora llevo doce años en esto y creo que cuándo estrené el espectáculo anterior, hace case dos años, hubo un punto en el que empecé a entender lo que hacía. Antes lo hacía de manera más intuitiva. No sabía por qué algo podía hacer gracia. Ahora sí. La genética cada uno tiene la suya, y sobre todo en el caso del físico, tienes que ser muy consciente de lo que te aporta o te resta tu físico, y como se puede jugar con eso. Por eso los textos casi nunca son intercambiables en el mundo del stand up. El ambiente supongo que influye mucho. Mis amigos tienen un humor muy semejante al mío y con ellos te ríes y salen ideas. También tienes el punto de vista de haber vivido aquí y en Madrid, que son ambientes que contrastan.
Sin censuras previas
-¿Influyó de alguna manera ser de Carballo en tu humor?
-Supongo que influyó mucho al principio. He sido carballés primero y después carballés residente en la Coruña, y eso ya crea un contraste. Al principio, mi radio de actuación era menor y me permitía hacer mucho humor sobre Carballo. Ahora, aunque me gustaría, tienes que tener en cuenta que difícilmente puedes llegar al público de Valencia haciendo humor sobre cosas locales de aquí, porque sería difícil de explicar. En ese sentido tuve que coger cierta distancia. Pero recuerdo que hasta hace unos años estaba muy presente nuestra idiosincrasia en el humor, y ahora, de manera implícita, supongo que hay un carácter local que está presente.
-¿Te refieres la características como la retranca?
-Yo tengo un discurso muy irónico, muy ácido, pero atribuirlo sólo a Carballo… Me vendrá más por ser gallego… Esa cosa de ser de costa pero también de interior hace que tengamos un carácter propio, que no somos ni como los de Santa Comba, ni como los de Malpica, y pienso que crea una personalidad con identidad.
-El espectáculo que vas a traer a Carballo se define como antología sin filtros. ¿Te has encontrado muchas veces con censuras en tus actuaciones?
-Sí, claro, en la televisión constantemente y a veces también te encuentras con públicos muy conservadores, a los que les cuesta reírse con determinadas cosas. Se escandalizan por oír ciertas cosas que en realidad no es nada que no sepan. Somos todos adultos y sabemos de que se está hablando, y probablemente en su ambiente personal hagan esos comentarios. Parece que por el hecho de estar en un espacio público hay que ir de santos y creo que es un error. Sobre el escenario, vas viendo la reacción de la gente. Sin llegar a incomodar, vas pinchando un poco, soltando y tirando de la cuerda.
"Lo guay es cuando la gente llega a decir que se rió de cosas de las que pensó que nunca se reiría"
-Sobre el escenario, tanteas hasta donde puedes llegar…
-La intención es ser yo quien controla el entorno. Lo interesante es conseguir que poco a poco entren en tu juego y ahí es cuando la experiencia resulta guay, cuando la gente llega a decir que se rió de cosas de las que pensó que nunca se reiría. Si a alguien no le gusta el humor más ácido, y más subido de tono, que me descarte. Hay mucha gente haciendo humor blanco. Como no puedes ser del gusto de todos, intentas ser del gusto de los que a ti te gustan.
-¿Y qué gente te gusta a ti?
-Es gente con pocos perjuicios, que entiende que todo lo que se diga en un entorno de comedia tiene como fin último hacer reír. Hay quien lo toma muy en serio y no entiende el código. Cuando vas al cine sabes que lo que está pasando en todo momento es ficción, y no te vas a levantar porque en una escena maten a un niño, pero si yo hubiese hecho esa broma mucha gente se ofendería, siendo que la única diferencia es que un espectáculo y grabado y otro es en directo. A nivel de artes escénicas estamos muy deseducados. A diferencia de otros países a penas se nos educa musical o teatralmente. Son cosas que en la escuela no enseñan, ni se crea curiosidad por ellas.