Quico Cadaval tiene la virtud de decir verdades como puños y, además, de hacerlo riendo y haciendo reír. Así transcurrió esta entrevista, en la que hablamos de teatro, de crisis, de políticas teatrales, de futuro, y, sobre todo, de su última obra, Da Vinci tiña razón, una comedia policíaca, recuperada de la contracultura de los años 70 y no siempre políticamente correcta, con la que promete regalarnos el efecto benéfico de la risa.

-Has estado en Carballo en varias ocasiones. ¿Qué impresiones tienes de nuestro pueblo y de su público?

-Carballo es ya una especie de capital para el teatro. Nosotros coproducimos con el FIOT uno de nuestros espectáculos más exitosos, Un cranio furado. El público de Carballo es muy especial. Hay gente de una parroquia periférica como A Coruña que viene al teatro a Carballo.

-(Risas) ¿Y por  qué dices que el público de Carballo es especial?

-Hay algo muy importante, que es sentirse como protagonista. El público de Carballo se ve como protagonista, como que está en su casa y recibe a las compañías y sabe que están haciendo algo emocionante y único, que es lo que tiene el teatro de único, que no se puede repetir. Hay ese punto de fiesta, de algún modo.

"En un momento en el que todo se retrae, nosotros hacemos la obra con más actores de toda nuestra trayectoria. Por eso es una locura"

-Dijiste en la presentación en Santiago de Da vinci tiña razón que era la última locura de Producciones Excéntricas. ¿Qué la convierte en una locura?

-Hay mucha gente que le da mucho valor a que, en un momento en el que todo se retrae, hagamos la obra con más actores de toda nuestra trayectoria, con seis actrices, seis actores y dos técnicos. Es un espectáculo que es difícil de vender y hay un riesgo económico. Por eso es una locura, que nosotros aceptamos con entusiasmo porque contamos con esa complicidad del público. Por otro lado, es una locura artística porque trae una comedia de la contracultura de los años setenta que ahora puede considerarse en algún momento políticamente incorrecta.

-¿Cómo fue trabajar con ese elenco amplio de actores y actrices?

-Me gustaría destacar el alto nivel actoral. Estamos haciendo una comedia y las comedias se basan en la ligereza, no en la profundidad. Hay muchos actores que tienen mucha facilidad para ahondar pero hay pocas actrices y actores que puedan circular superficialmente. La comedia no puede dar la chapa. Para eso están los curas, los oradores o los creadores de opinión. Nosotros estamos para otra cosa, para que la gente vea las cosas desde otro punto de vista que sea más divertido que el normal. Estamos muy contentos de colaborar una vez más con Santi Romay, y con las actrices María Costas, María Garat y Ana San Martín, que se apuntaron a la locura de trabajar con Excéntricas.


-Y después están esos dos actores de referencia en Excéntricas, Vítor Mosqueira y Evaristo Calvo…

-Excéntricas somos Vítor, Evaristo, Piti Sanz (el autor de la banda sonora) y yo, y en este caso también colaboró Da Vinci, que no es poco (risas), lo que pasa es que está ya amortizado, no cobra derechos de autor (risas).

-¿Qué os animó a traer una obra de la contracultura de los años setenta al momento actual?

-El teatro no tiene que ser un informativo televisivo, pero hay momentos en los que estás buscando un espectáculo, y estás pensando en el público, y ves que hay cosas que no podemos ver en la televisión. Mi madre tiene una frase que te la voy a regalar, que dice que cuantos más canales hay menos hay para ver en la televisión. Parece que tenemos mucha oferta pero hay elementos culturales que fueron muy importantes, como la contracultura, el punk, el hippismo o el cómic, que no están por ningún lado. Pensamos que hay mucha gente a la que le interesa eso, estilos en los que hubo bastante libertad expresiva.

-Con el FIOT, nuestro Festival Internacional de Teatro, coproducísteis en 2010 Un cranio furado, del irlandés Martin McDonagh …

-Nos pareció que hubo un compromiso por parte del festival y del ayuntamiento de Carballo. Esto es algo que está naturalizado en países como Francia, Irlanda o Italia, donde un ayuntamiento considera que un acto artístico como producir Un cranio furado es una riqueza, no un gasto. En Irlanda  se están haciendo obras de teatro con las que nosotros nos sentimos muy identificados. Buscábamos a alguien que se sintiera parte de esa aldea atlántica, y Carballo se apuntó.

-¿Cuál es la importancia de los pueblos para que el teatro salga a flote? El teatro gallego está pasando momentos complicados ahora en tiempos de crisis…  

-Con la crisis y con el gobierno. La crisis parece que es una señora que andaba por ahí pinchando globos. Hay gente para quien la cultura es una riqueza y otra para quien la cultura es un gasto. Entonces recortan pero no saben que están recortando riqueza. Yo creo que hay que dejar la crisis un poco en paz, porque la crisis no tiene culpa de que el gobierno le regalara dinero los bancos y que después regalara los bancos.  Yo creo que los ayuntamientos medianos son muy importantes en el teatro.

"Hay gente para quien la cultura es una riqueza y otra para quien la cultura es un gasto. Entonces recortan, pero no saben que están recortando riqueza"

-¿Por que?

-Que haya posibilidades de ver teatro en unas condiciones dignas mejora la calidad de vida. Carballo es un sitio privilegiado, comparado con otros ayuntamientos, y aun así no tiene teatro todo el año, que sería la situación ideal a la que aspirar, aparte de que se conserve un festival en tan buena forma, que ahora es ya una referencia. Hay mucha gente que dice que no hace falta que haya teatro en los pueblos, que se va en coche a todos los sitios. Yo pienso que la gente puede ir en coche a donde quiera, y que a lo mejor no tiene sentido que grandísimos espectáculos visiten localidades de 10.000 habitantes, pero los pueblos sí que hacen que se garantice que se continúe que se continúe con esa fiesta cívica y artística que es el teatro.


-¿Cómo ves el futuro para el teatro gallego?

-Nosotros quisimos hacer un espectáculo comercial para que a la gente le valiera la pena salir de la casa y gastar el dinero en vernos. Pero al mismo tiempo hay compañías que se están prestigiando en un ámbito menos doméstico, como es el caso de Chévere, que se está teniendo reconocimientos por el teatro político. Hay compañías como Voadora que sobreviven haciendo muchísimos tipos de trabajo y sobre todo vinculándose al público más joven. Hay gente que se abre camino por los bares y escriben sus propias obras. Creo que, si alguien quiso terminar con esto, le salió mal.